miércoles, 23 de abril de 2014

La imagen generadora

 

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Como bien señala Mauricio Kartún, lo que detona una situación dramática no es una idea ni una imagen. Son dos. Pero no es una simple suma. Es movimiento. Es una “cópula fantástica”, un encuentro “polar y dinámico” que pone en marcha la dialéctica de lo imaginario.

Así como la sensorialidad le permite al guionista o dramaturgo sondear en sus imágenes visuales o auditivas, es su sentido poético el que trabaja sobre ellas en su acepción literaria; el que maneja y procesa visualidad y palabras descubriendo sus formas metafóricas, metonímicas, paradojales. Las formas en las que un par de imágenes se vinculan.

Arthur Miller contó que cada una de sus obras había nacido de una imagen cuya principal característica había sido su condición paradojal.

LA PARADOJA es el apareamiento fantástico perfecto: une en un mismo elemento dos términos que son antitéticos. Un médico en una sala de ejecuciones. Un barco subiendo una montaña. Un hombre haciendo surf durante un bombardeo. 

LA PARADOJA contiene en si mismo una semilla de conflicto. Es entonces uno de los mecanismos emblemáticos del autor.

LA METÁFORA. Une dos términos que sin ser contradictorios, son incompatibles. Habla de la historia (o el personaje, o la escena) a nivel simbólico. Condensa. A diferencia de la imagen paradojal, la metafórica parece más un punto de llegada que uno de partida. Ejemplo: un productor de cine recibe a un guionista vestido con uniforme militar. 

LA METONIMIA. La más activa y frecuente de las figuras. Especialmente en el teatro. Una partícula de una cosa se vuelve la totalidad de la cosa. La yuxtaposición de dos elementos que no suelen andar juntos (una mancha de sangre en una sábana) remite a un suceso mayor por contigüidad (un crimen, un accidente, una pelea). La tasa rota como indicio de un crimen. Un libro lleno de polvo. La sangre girando sobre el desagüe.

La consigna para la clase que viene consistía en unir algunas de nuestras imágenes propias o ajenas para formar una imagen poética. Luego, elegir una de ellas. Y finalmente, indagar sensorialmente esta imagen. Describirla en sus formas, olores, colores, etc. Indagar el ambiente en el que está. Describir las acciones que se suscitan a su alrededor. Cómo suena, cómo huele, etc.

Recordemos las pautas de la escritura dramática: en presente, en tercera persona, sin adjetivos calificativos.

Y no más de una página (con toda la furia una y media).

Cualquier duda, propuesta, incertidumbre: acá.

5 comentarios:

  1. Muchas gracias.
    Esta muy bueno!
    Estado: Escribiendo...ja ja

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  2. Hola. Ahi va lo mío. Besos, Gaby

    Un muchacho camina con la camisa arremangada. Tiene una llave en el bolsillo. Está de paso por un pueblo. Las calles están desiertas.
    Las persianas de las casas, algunas cerradas, algunas con sus maderas rotas.
    Camina sobre adoquines irregulares y gastados. Se escucha su taconeo con un eco. Lo envuelven los árboles desnudos que dejan pasar los cálidos reflejos otoñales.
    Su castaño cabello baila con la brisa que llega desde el lago.
    Un viejo lo mira.Tiene una flor en una mano, con la otra se saca el sombrero y le guiña un ojo desde un muelle de madera viejo, vuelve a ponerse el sombrero.
    El muchacho aminora su paso pero no se detiene. Su cara refleja una imágen perdida en su interior que comienza a escaparse.
    Gira una esquina.
    Oye murmullos.
    Detiene su ahora, agitado paso. Aspira como si fuera a tragar la última bocanada de aire sobre la tierra, mira hacia sus lados, clava sus oscuros y luminosos ojos al frente, y ve una puerta blanca. Dispuesto a seguir, una lágrima asoma.
    Introduce su aspera mano en el bolsillo del saco que huele a naftalina, y que lleva colgado sobre su antebrazo. Saca del bolsillo la llave rota, vieja, y negra de olvido.

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  3. Hola a todos!! Ya que estamos, cuelgo también el mío! Nos vemos esta tarde! Beso!

    Atardecer. Cruce de dos calles pequeñas en un barrio. Árboles a los lados. Sonido de la brisa agitando sus hojas. Varias casas pequeñas y una más grande en la esquina. Por detrás de ésta, humo y olor a asado. En la puerta de otra casa, un señor de unos 70 años sentado en una reposera con un transistor en su regazo que emite un partido de fútbol. Dos niños juegan a la pelota en la vereda. Ríen. Como arco, utilizan una mochila de un lado y un libro de Matemáticas del otro. Varios cables unen cuatro postes de luz. Un par de zapatillas negras y viejas cuelgan de uno de los cables. Un Audi negro y con los vidrios tintados para delante de la casa grande. El sonido del motor no cesa. Los niños dejan de jugar para mirar el auto. Una señora de más de 65 años se asoma por la puerta de la casa grande. Cierra. Vuelve a abrir. Sale. Lleva un delantal, pantuflas y rulos de plástico en la cabeza. Llega hasta el auto. Se abre la ventanilla del asiento trasero. Una mano de mujer con un guante negro le da dinero. La señora le da algo pequeño que saca del bolsillo del delantal. El auto se va. La señora vuelve a entrar en la casa. Los niños retoman el juego. Ríen.

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  4. Hola a todos! soy Sol, va lo mío. Hoy hay matessss
    Un baño de una casa lujosa, amplio e impecable, donde predomina el color blanco. Hay varios estantes atiborrados de frascos de perfumes, cremas, maquillaje, medicamentos y blísters de hormonas.
    Un hombre de unos 40 años está sentado en el borde de una bañadera antigua. Tiene puesto un vestido tipo charleston, media corridas y mucho maquillaje. En la bañadera hay un frasco de esmalte rojo derramado. El hombre acaricia un gato que tiene sobre su falda. Sus uñas postizas están pintadas con el mismo rojo. Las del gato también.
    Sobre el piso de baldosas tipo ajedrez hay pastillas, una peluca rubia y varias revistas Vogue.

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